• El Estudio OCEANIA de la SEMICYUC ha evaluado el consumo de opioides en los Servicios de Medicina Intensiva y su posible cronificación tras el alta hospitalaria.
  • Realizado por los médicos intensivistas del Grupo de Trabajo de Sedación, Analgesia y Delirium de la SEMICYUC, han participado un total de 1.782 pacientes críticos de 25 Servicios de Medicina Intensiva de toda España.
  • Apenas 8 de cada 100 pacientes que ingresaron en una UCI fueron considerados consumidores crónicos de opioides a los tres meses del alta.

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Valencia, 16 de junio de 2025. Los opioides son un grupo amplio de medicamentos dirigidos principalmente a aliviar el dolor. Elaborados a partir de plantas, como la morfina o la codeína; sintetizados en laboratorios, como el fentanilo; o semisintéticos, como la oxicodona, se prescriben para conseguir bloquear los mensajes neuronales asociados al dolor y facilitar una cierta sensación de placer. Considerados fácilmente adictivos, su dispensación, dosificación y cronificación son auténticos retos para toda la comunidad médica, y especialmente en las Unidades de Cuidados Intensivos, donde los intensivistas atienden a diario a pacientes analgosedados.

Para analizar si la administración de opiáceos durante el ingreso en UCI se asocia a un consumo crónico posterior, a la vez que se evalúa el uso que se da a estos fármacos en los Servicios de Medicina Intensiva, el Grupo de Trabajo de Analgesia, Sedación y Delirium (GTSAD) de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC) puso en marcha el Estudio OCEANIA (Opioids Consumption After AdmissioN to Intensive cAre), cuyos resultados han sido presentados hoy en Valencia, en el marco del Congreso Nacional de la SEMICYUC.

El estudio, en el que han participado 1.782 pacientes de 25 Servicios de Medicina Intensiva de toda España, ha podido constatar que la administración de opioides durante el ingreso en UCI no es en sí mismo un factor de riesgo para el consumo crónico. También, que limitar su prescripción, tanto al alta de UCI como hospitalaria, contribuye a disminuir su consumo crónico, asociado a una peor calidad de vida.

“Existe una verdadera preocupación entre la comunidad científica en lo que respecta al consumo extrahospitalario de opioides. Países como Estados Unidos se encuentran en la actualidad sumidos en una verdadera crisis sanitaria, en este caso, en relación con el fentanilo. El estudio OCEANIA nos ha ayudado a conocer las prácticas de analgosedación en los servicios de Medicina Intensiva españoles, los factores de riesgo asociados al consumo crónico de opioides y subraya la importancia de minimizar su uso” explica la Dra. Sara Alcántara, coordinadora del GTSAD e intensivista del Hosp. Univ. Puerta de Hierro Majadahonda.

De los pacientes analizados en el estudio, cuya recogida de datos fue en 2023, el 48,3% recibieron opioides durante el ingreso en UCI. Al alta de UCI, apenas un 9% conservaba este tratamiento; y el 8,2% los mantuvo tras el alta hospitalaria. De los que completaron el seguimiento, el 8,6% fueron etiquetados como consumidores crónicos.

El perfil de estos consumidores crónicos, según los datos del estudio, es el de una mujer de entre 56 y 75 años, consumidora previa de opioides, que tuvo ventilación mecánica durante cuatro días, pasó una media de 11 días en la UCI, fue tratada con fentanilo, midazolam y dexmedetomidina y dada de alta de la UCI y del hospital con el opioide.

Según los resultados de OCEANIA, el consumo crónico de opioides se asoció además con peor calidad de vida auto-reportada por el paciente a los 3 meses y mayor prevalencia de dolor. “Conocer las pautas más frecuentes de analgesia en los servicios de Medicina Intensiva, así como sus consecuencias sobre los pacientes puede contribuir a la creación de protocolos estandarizados y basados en la evidencia que ayuden a disminuir la morbimortalidad del paciente crítico y la aparición de cuadros como el síndrome postcuidados intensivos” prosigue la Dra. Alcántara.

Los intensivistas han constatado que factores como la neoplasia activa, el motivo de ingreso en UCI o la dosis total de opioides recibida durante el ingreso no actúan como factores de riesgo en sí mismos para el consumo crónico. Tampoco actúan como factores de riesgo el uso de sedantes en infusión continua, la realización de procedimientos quirúrgicos, la duración de la estancia en UCI o el lugar de destino del paciente al alta hospitalaria.

“Aunque el consumo de opioides durante el ingreso en UCI no se haya identificado por sí mismo como un factor de riesgo, es fundamental que los intensivistas valoremos de forma individualizada la idoneidad de mantener el tratamiento opioide al alta de la UCI. El cuestionamiento diario de si mi paciente necesita mantener el opioide debería pasar a ser parte de las rutinas de los servicios de Medicina Intensiva. El impacto que nuestras prácticas tienen en la calidad de vida de los pacientes es innegable y es nuestra obligación minimizar todas aquellas actuaciones que puedan mermar su calidad de vida futura”, finaliza la Dra. Alcántara.