Jordi, te fuiste demasiado pronto. Te marchaste el día 6 de agosto de 2022, aunque no lo hiciste del todo: nos dejaste tu sueño. Ese día se fue un colega entrañable, un profesor apasionado y un científico de renombre en el culmen de su carrera profesional. Pero sobre todo se fue un gran amigo y un soñador obstinado que dedicó su vida a hacer de éste un mundo mejor.

Mucho se ha escrito estos días sobre tu trayectoria como excelente clínico y aún mejor investigador y docente. Los pacientes y familiares que tuvieron la suerte de tratarte recibieron tu sereno juicio clínico y tu trato amable y compasivo, mientras que los colegas aprendimos más sobre todo sobre el diagnóstico, la fisiopatología y el tratamiento de la insuficiencia respiratoria aguda, tema del que fuiste referente mundial. Pionero en este campo de los cuidados críticos, postulaste el empleo precoz de la ventilación no invasiva para evitar la intubación endotraqueal, técnica que tantos beneficios ha aportado para los pacientes, especialmente durante la pandemia de COVID-19. También se ha glosado ampliamente tu papel en la vida asociativa como miembro activo de la Sociedad Española de Medicina Intensiva Critica y Unidades Coronarias (SEMICYUC), de la European Society of Intensive Care Medicine (ESICM) y de otras muchas asociaciones científicas internacionales.

Pero quizás de lo que se ha escrito menos es del verdadero motor que generó una vida entregada a los demás: tu sueño de librar a los pacientes críticos de las enfermedades respiratorias graves. Ese fue el auténtico eje vertebrador de tu vida. Fuiste un gran soñador con la fuerza, la paciencia y la pasión para alcanzar las estrellas y cambiar el mundo. Pintabas constelaciones azules y ascendías montañas en bicicleta para tocar el cielo. Porque los sueños son como las estrellas, aunque no los puedas tocar si los persigues te llevan a tu destino.

Recibiste muchos premios y galardones, pero el más importante fue el de la amistad que nos brindaste y que nos llevó a compartir tu gran ilusión de un mundo mejor. Fue una amistad que se forjó a fuego lento durante nuestras salidas para esquiar en los Pirineos catalanes y del sur de Francia; y que posteriormente seguimos en Barcelona con alguna que otra tapa de bravas y una caña. Poco a poco nos contagiamos de tus anhelos e ilusiones y nos convertimos en protagonistas de tu sueño. Y en tu sueño seguiremos mientras guardemos tu recuerdo.

Siempre fuiste fiel a ti mismo, dispuesto a cuidar, investigar y enseñar trabajando duro. No renunciaste a tus sueños, incluso cuando pocos creíamos que podían hacerse realidad.

Nunca nos dejarás del todo ya que tu sentido de la amistad, tu personalidad amable y tus cualidades clínicas y científicas son y serán un ejemplo inspirador para todos y en especial para los jóvenes intensivistas.

Gracias Jordi por tu legado, una herencia que ha contribuido a que nuestro mundo sea un mundo mejor.

Lluís Cabré
Genís Carrasco