- A pesar de la presión asistencial y las UCI extendidas, los intensivistas, mediante la cooperación y la coordinación, han podido responder con eficacia y certidumbre al mayor reto de la historia médica reciente.
- La atención a los pacientes críticos Covid-19 se ha realizado al mismo tiempo que se han creado plataformas de organización y gestión que unían a todas las UCI del país y se constataba una producción científica sin igual hasta la fecha.
- En este último año, los españoles han podido conocer de primera mano el trabajo que se hace en la UCI y adquirir conocimiento sobre qué es la Medicina Intensiva.
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Madrid, 3 de marzo de 2021. Las Unidades de Cuidados Intensivos cumplen un año extendidas. La pandemia provocada por el SARS-CoV-2 ha puesto a prueba a los profesionales de Medicina Intensiva de todos los centros hospitalarios, los cuales han respondido con profesionalidad, diligencia y rigor científico, sin bajar los brazos y permitiendo que las UCI estuvieran más presentes que nunca en el día a día, cuando más se las necesitaba.
“Este año hemos asumido el mayor reto de nuestra historia como intensivistas. Las UCI han sido uno de los puntos donde más ha impactado la pandemia y los profesionales del paciente crítico han sabido responder con resiliencia y profesionalidad, con gran vocación de servicio público”, afirma el doctor Ricard Ferrer, presidente de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC).
Según datos del Ministerio de Sanidad, 27.501 pacientes han requerido ingresar en una UCI por causas directas de la COVID-19 en España desde el comienzo de la pandemia, una presión asistencial que nunca se había producido. Durante las primeras semanas de la pandemia, los jefes de servicio de Medicina Intensiva, reunidos semanalmente en videoconferencias organizadas por la SEMICYUC, consensuaban los protocolos clínicos. Esta rápida acción permitió trazar las líneas del Plan de Contingencia en las UCI frente al coronavirus, primero; y el Plan de Desescalada, después; lo que hizo posible, por primera vez, que todas las UCI trabajaran como una sola.
No ha sido la única acción a gran escala que ha nacido del trabajo conjunto de intensivistas de todo el país. La SEMICYUC ha impulsado la redacción de documentos con recomendaciones para facilitar la labor asistencial: desde la toma de decisiones de triaje al traslado interhospitalario, pasando por las recomendaciones de tratamiento, entre otros. Además, ha creado protocolos o ha adaptado los ya existentes de cara a la formación en reanimación cardiopulmonar, la analgosedación de pacientes o evitar las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria, redefiniendo los Proyectos ZERO.
Hay que sumar los más de 10 seminarios online gratuitos que ha organizado la SEMICYUC desde el comienzo de la pandemia. Estos abordaron todo tipo de cuestiones relacionadas con la COVID-19 y las novedades científicas de cara área. Así, los profesionales pudieron obtener fácilmente una imagen certera y actualizada respecto a una infección de la que aún hay muchas incógnitas abiertas. “Hemos generado nuevo conocimiento científico a través de nuestro registro propio y de registros multidisciplinares como CIBERESUCICOVID. Además, hemos participado en el desarrollo clínico de diversos tratamientos para la COVID-19 y, lo más importante, hemos trasladado este conocimiento a una práctica clínica en mejora constante, que se traduce en una reducción progresiva de la mortalidad de los pacientes más críticos”, prosigue el Dr. Ferrer. El propio Congreso Nacional sirvió para aunar esas investigaciones y constatar la excelencia en materia de I+D+i y docencia de los intensivistas españoles, cuya labor ha cristalizado en estudios de referencia como, por ejemplo, el que ha permitido definir los fenotipos de paciente crítico por COVID-19.
TRABAJO EN EQUIPO. Muchas de las recomendaciones y protocolos se han elaborado en colaboración con otras Sociedades Médicas, reflejo de que la pandemia ha exigido una respuesta multidisciplinar. “Hemos acogido en nuestras ucis a muchos especialistas, cada uno con sus competencias, pero siempre con voluntad de colaborar y ayudar, de llegar al máximo número de pacientes. Se han establecido sinergias que, de circunstanciales, se van convirtiendo en estructurales, en un modo de ver la medicina más colaborativo y multidisciplinar. También destaco la creación de redes hospitalarias, que han generado equidad en el sistema y que técnicas muy complejas como la ECMO llegaran a cualquier rincón del país”, explica el doctor Ferrer. Además, la SEMICYUC, en colaboración con la SEEIUC, ha liderado la puesta en marcha en España del Programa C-19 Space de la ESICM y la Comisión Europea, por el que profesionales de otras especialidades han adquirido los conocimientos necesarios de cara a prestar ayuda en las UCI, en caso de saturación del servicio.
El trabajo coordinado de estos doce meses no se ha ceñido a la organización y planificación de la asistencia o a la investigación, sino también al reconocimiento de la labor que se estaba realizando por parte del personal. Así, quedará para siempre en nuestro recuerdo el aplauso que brindaron los médicos de todas las UCI del país a sus compañeros de enfermería y auxiliares el mediodía del 30 de abril, un momento emocionante que fue recogido por todos los medios de comunicación y que sirvió para llevar a todas las pantallas la realidad que se vivía en las UCI de puertas para dentro y el compañerismo que ha unido a sus trabajadores frente al coronavirus.
Emotiva fue también la recogida del Premio Princesa de Asturias de la Concordia. Un intensivista, el Dr. José Eugenio Guerrero, fue el encargado de agradecer el galardón en nombre de toda la comunidad médica y de recordar la incansable labor que hemos realizado en la primera línea. “Las UCI son un lugar donde se da vida; y sus profesionales se coordinan para que así sea. Durante la pandemia, todos han sido imprescindibles, tanto en la asistencia como en el funcionamiento de las Unidades; también para aportar el soporte emocional que las familias difícilmente han podido dar. Los propios profesionales hemos necesitado soporte psicológico en algunos momentos”, explica el doctor Ferrer.
LA UCI ABRE SUS PUERTAS. Nunca la especialidad de Medicina Intensiva había tenido una exposición pública como la que tiene desde la irrupción de la COVID-19. Términos como ‘intubar’, ‘pronar a un paciente’ o ‘pacientes críticos’ han dejado de ser desconocidos por la ciudadanía. Los españoles han podido ver, gracias a los medios de comunicación, cómo son por dentro las UCI de sus hospitales de referencia, quiénes se encuentran al cargo y cómo se trabaja para doblegar la curva de pacientes.
Precisamente para acercar las UCI a los ciudadanos, la SEMICYUC puso en marcha o participó de iniciativas como las infografías para que los familiares de los pacientes entendieran en qué consistía la asistencia que estaban recibiendo sus allegados o la Guía para vencer el pánico. “La adopción de nuevas tecnologías como las videollamadas ha facilitado la comunicación con las familias y los seres queridos. Fue muy emocionante ver cómo los profesionales cedían sus propios dispositivos cuando no había otros. Cuando desgraciadamente había un fallecimiento, habilitamos circuitos de acompañamiento para los pacientes COVID-19”, añade el Dr. Ferrer. Además, desde el primer momento se expuso la necesidad de encontrar fórmulas que permitieran el contacto entre pacientes y familiares en las UCI, sin menoscabo de la seguridad.
La demanda de más información por los ciudadanos también se ha podido constatar en redes sociales. Solo las de la SEMICYUC cuentan con entre un 30 y un 60% más de seguidores e interacciones que las existentes antes de la pandemia, algo que se puede extrapolar también a las redes sociales de las Sociedades Autonómicas e incluso a intensivistas de manera particular.
Con la COVID-19 aun presente en el día a día y la mayoría de las UCI por encima de sus parámetros habituales, la SEMICYUC considera que el sistema ha salido reforzado, pero se necesitan más camas de UCI estructurales que puedan absorber nuevas emergencias sin menoscabar la asistencia al resto de patologías. El coronavirus ha supuesto una oportunidad para crecer, mejorar y evaluar los cuidados intensivos desde dentro. Los intensivistas, a pesar del agotamiento y el cansancio de estar desde hace un año en la primera línea frente al virus, no bajan los brazos y siguen trabajando, dispuestos a que el final de la pandemia haga aún más excelente si cabe a la Medicina Intensiva.