• Los intensivistas proponen una vacunación escalonada entre el personal de Medicina Intensiva, con una previsión de dos a tres días de separación entre grupos.
  • Las UCI ya se encuentran muy tensionadas. La vacunación evitará bajas y cuarentenas, facilitando la atención sanitaria. La vacunación escalonada minimiza
    el posible impacto de los efectos secundarios de la vacuna.
  • Los intensivistas recuerdan la eficacia de las vacunas frente a las mutaciones de la COVID-19 y piden priorizar también a quienes fueron hospitalizados en las UCI durante 2020 y cuentan con el alta médica.

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Madrid, 22 de diciembre de 2020. El pasado 18 de diciembre, el Ministerio de Sanidad anunció oficialmente que el próximo día 27 comenzará la vacunación frente a la COVID-19 en nuestro país. Esta se hará según los parámetros indicados en el documento ‘Estrategia de vacunación COVID-19 en España. Líneas maestras’, también del Ministerio de Sanidad y que contempla la priorización por grupos durante la primera fase de vacunación. En ella, el personal sanitario de primera línea, en el que se incluirían los profesionales de los servicios de Medicina Intensiva, se encuentran en el segundo grupo, tras los residentes y personal de las residencias de personas mayores y con discapacidad.

La Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC) considera una buena noticia que se priorice al personal sanitario de primera línea ya que, a pesar de que se aplican medidas de protección, durante la atención diaria existen momentos donde la atención prioriza a la protección y el personal queda expuesto al riesgo. Sin embargo, considera necesaria una coordinación para que la vacuna llegue cuanto antes a los servicios de Medicina Intensiva y se organice de tal manera que no se resientan ante posibles efectos secundarios.

“Con los datos disponibles de los ensayos clínicos, parece que la mayoría de las personas no presentan efectos. Sin embargo, algunas presentan un cuadro parecido a una infección que suele durar de uno a tres días. Así, realizar una vacunación escalonada entre el personal asistencial y realizar esta vacunación con una previsión de dos a tres días de descanso próximo tras la vacunación parecen medidas inteligentes”, propone el Dr. Emilio Díaz Santos, coordinador del Grupo de Trabajo de Enfermedades Infecciosas y Sepsis de la SEMICYUC.

La pandemia nos ha mostrado la necesidad que hay en España de profesionales de Medicina Intensiva, una especialidad que requiere cinco años de residencia y de una alta complejidad formativa. “Los intensivistas hace años que tratamos a pacientes con distrés respiratoria. Lo que pasa ahora es que hay muchos más pacientes. De camas y respiradores sofisticados podemos tener suficientes en un tiempo relativamente corto, de especialistas no”, explica el doctor Díaz Santos. Así, un plan coordinado de vacunación de nuestra especialidad minimizaría posibles riesgos de falta de personal o asistencia en Unidades de Cuidados Intensivos que ya se han extendido por encima de sus posibilidades.

La SEMICYUC quiere respaldar la campaña de vacunación y que los intensivistas sean un ejemplo para la sociedad, aportando certidumbre de cara a posibles miedos o desconfianzas ante la eficacia de las vacunas. “Las vacunas que previenen enfermedades víricas pueden estar basadas en proteínas o en material genético. Las primeras tienen muchas décadas de uso y ya han demostrado su eficacia y seguridad. Las basadas en genes, como las que han desarrollado Pfizer y BioNtech, están basadas en ARN mensajero. Cabe resaltar que el ARN mensajero no puede provocar una infección y que tampoco penetra en el núcleo de la célula. Además, a pesar de que el transportador lipídico le añade estabilidad, el producto es eliminado por el cuerpo en unas horas. Si esto no es suficiente, son varias las vacunas con esta técnica, con decenas de miles de pacientes en la fase III del producto. Así, se puede decir que cuentan con el aval científico necesario. Sí es cierto, en cambio, que al ser un producto que se comercializa por la vía rápida, las autoridades reguladoras han establecido sistemas de seguimiento especiales”, analiza el Dr. Díaz Santos.

Aunque existen pocos casos descritos como reinfecciones entre los más de 70 millones de pacientes infectados en el mundo por COVID-19, se desconoce el periodo que persiste la inmunidad. Es por ello que la SEMICYUC también recomienda la vacunación entre los que fueron hospitalizados en las UCI durante 2020 y ya cuentan con el alta médica. “Estos pacientes, después de un período que podrían ser de tres meses tras haber pasado la infección, se deberían vacunar también. Probablemente incluso se deberían priorizar, pues entre las pocas reinfecciones se han descritos como más graves los segundos episodios respecto a los primeros”, prosigue el doctor.

La SEMICYUC recuerda que la vacunación de profesionales sanitarios no debe ir acompañada de cambios en los protocolos actuales de prevención de riesgos en las UCI. “Hasta que las vacunas que requieren dos dosis no se hayan administrado por completo y haya pasado el tiempo para la generación de anticuerpos, no se puede considerar que la inmunidad se ha producido. Tampoco sabemos aun cuánto tiempo durará la inmunidad ni si con la vacuna disminuirán los casos graves o las personas con capacidad de transmisión”.

Los intensivistas recuerdan que, a raíz de la aparición de mutaciones en el virus, las vacunas que están llegando a la población seguirán siendo eficaces. “Aunque tenemos una enfermedad nueva, disponemos ya de un arma muy eficaz. Las consecuencias de abordar esta enfermedad vírica sin vacuna disponible ya lo estamos observando: millones de enfermos y de fallecidos. El control de las enfermedades víricas previas ha sido a través de la vacunación. Esta vez no es diferente”, concluye el Dr. Emilio Díaz Santos.